Políticamente corrector (de estilete)

jueves, 22 de octubre de 2009

«Googlenberg» (I)

Si Gutenberg viviese

¿Qué opinión le merecería Google Books? Gutenberg inventó la imprenta de tipos móviles hacia 1450, desencadenando tal vez la mayor revolución tecnológico-cultural de la historia de la humanidad.

Hoy, casi 560 años después, asistimos a otra revolución tecnológico-cultural —Internet— en cuyo contexto se enmarca un hecho probablemente trascendental: una empresa privada pretende digitalizar buena parte de esos millones de libros que produjo la imprenta hasta hoy.

Cinco siglos y medio después, el invento del inmortal herrero de Maguncia aún constituye el paradigma por el cual nos regimos.

Si Borges viviese

¿Vería hecha realidad la Biblioteca (virtual) de Babel? En cuanto a difusión, su «papel» podría ser —salvando las distancias, justamente, que no existen en el mundo digital— similar, ya que permitiría el acceso al conocimiento a más gente, de modo más rápido y económico. ¿Pero a quién perjudicaría? ¿Se trata sencillamente de un conflicto e intereses?

Todas las especulaciones que podamos hacer necesitan no solo mucha meditación, sino una mirada con perspectiva histórica que no tendremos sino hasta dentro de al menos una década. No olvidemos que la imprenta también necesito un período de implantación progresiva.

 

¿Cuál es la verdadera disyuntiva?


La disyuntiva no es digitalizar o no digitalizar, sino cómo hacerlo. Digitalizar millones de libros —muchos de ellos inaccesibles, lejanos, caros, agotados, inhallables, prohibidos, descatalogados, censurados, incunables— se ha constituido en una verdadera necesidad a ésta altura de la historia, aunque solo sea por el hecho de atesorar copias digitales de obras únicas que, por su carácter físico, son susceptibles de estropearse, mojarse, quemarse, robarse.


Libro, circulación del conocimiento


A pesar de la aparente paradoja, ¿qué es lo más democratizador? ¿Es realmente democrático no digitalizar, privando a la inmensa mayoría de la humanidad a acceder al menos en pantalla a ver obras cumbre de la ciencia, el pensamiento y la literatura universal?

Digitalizar el acervo cultural de la humanidad sería democrático en el contexto de que —hoy en día— solo una ínfima cantidad de investigadores, estudiosos y poderosos tienen acceso a ver (además de tocar y oler) ciertos libros de incalculable valor, al tiempo que otra cantidad mayor de ciudadanos de clase media de países del «Primer Mundo» tienen acceso a copias, más o menos fieles, de las obras originales.

Libre circulación del conocimiento

De todos modos, el porcentaje de población mundial que no puede acceder a ninguna de éstas dos alternativas continúa siendo amplísima mayoría, de hecho usted o yo hoy por hoy no tenemos acceso físico a la mayoría de los originales de las obras capitales de la cultura universal. ¿O sí?

A priori, la iniciativa ofrece visos de tender a democratizar y universalizar la cultura. A posteriori, ¿existen posibilidades reales de que la iniciativa degenere en una encubierta privatización de la cultura universal, al menos en su versión digital?

No olvidemos que, en buena medida, en muchos países aún hoy la cultura universal en su versión papel también está «privatizada», de uno u otro modo. El alcance y las implicaciones de la «Biblioteca Digital de Babel» son realmente inconmensurables.

1 comentario:

  1. Éste texto integra una serie de cuatro artículos breves que reflexionan en torno a la controvertida iniciativa de Google Books de realizar una masiva digitalización y erigirse en el dueño de la soñada Biblioteca (virtual) de Babel.

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