Políticamente corrector (de estilete)

viernes, 25 de diciembre de 2009

Predicciones editoreales

Estamos ante una ola digitalizadora que no creo que obedezca tanto a una necesidad o anhelo de la gente, sino a una imposición de las multinacionales, mil veces amplificada por supuesto con encuestas que hacen creer a muchos que es la sociedad la que decide volcarse a leer e-books.

A diferencia de la tendencia mayoritaria, creo que la digitalización acabará imponiéndose por la fuerza, la fuerza del marketing, aliado con el esnobismo de estar "a la última" que lamentablemente todo lo contamina. 

La nueva moda digital acabará imponiéndose y generalizándose hacia 2015. Pero hasta entonces, creo que el volumen de la edición en papel continuará aumentando, aunque cada año más tímidamente, entre 2010 y 2015.

Contrariamente a lo que pueda indicar la lógica, creo que a partir de 2015, si bien el volumen anual de libros editados en papel comenzará un lento declive, ese mismo proceso acabará por convertir, nuevamente, al libros en papel como un objeto de culto.

Para cualquier empresa o particular será más prestigioso regalar o consumir un libro en papel que el impersonal e-book, que -a pesar de su indudable practicidad- acabará por aburrir a buena parte de los usuarios, sobre todo a las generaciones de inmigrantes digitales nacidos antes de 1980.

El libro en papel se transformará en un factor de diferenciación, y sufrirá un lento resurgimiento luego de la furia inicial del e-book, que hará su agosto entre 2015 y 2020. Es decir que lo peor para el libro en papel será el quinquenio 2015-2020.

Hacia 2020, la hiperdigitalización tecnológica provocará un "efecto rechazo", ya que la gente buscará -en sus momentos de ocio- desligarse de todo lo que sea digital, debido a que el exceso de tecnologías utilizadas por todos en el ámbito laboral acabará por saturarnos, por lo cual volveremos a tener la necesidad de tocar, manipular, oler y disfrutar del libro en papel.

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