Políticamente corrector (de estilete)

viernes, 25 de diciembre de 2009

2030

En 2030, una supercomputadora llamada Cyborges IV será la encargada de editar la totalidad de los libros que se publiquen en Barcelona. Los libros podrán comprarse ya leídos, es decir que un usuario podrá optar por comprarlo en formato papel, digital o digital ya leído. ¿Cómo es eso? Pues consistirá en que el usuario se conectará a la web de Cyborges IV y -previo pago electrónico- se bajará directamente a su cerebro, a través de un microchip que el Estado nos habrá implantado, el libro que desee o necesite.

¿Ventajas? Quien tenga dinero, podrá convertirse en una persona culta con solo pagar por ello, ya que podrá incorporar a su cerebro las obras completas de Borges en apenas unos minutos, para luego asistir relajado y confiado a una cena oficial en la Embajada Argentina de Berlín, haciendo gala de sus conocimientos borgeanos.

La Seguridad Social de cada país proveerá de un microchip de uso obligatorio y gratuito, pero con solo los Terabytes suficientes para que almacenemos lo que al Estado le convenga (aspectos impositivos sobre todo), pero luego cada usuario decidirá ampliar cuantas veces quiera la capacidad de su memoria cerebral añadida.

En éste contexto, el acceso a la cultura estará supeditado al poder adquisitivo de cada cual, con lo que la democratización de la cultura se irá al garete, ya que el acceso a los mejores puestos de trabajo y al Poder irán de la mano con el dinero que cada uno pueda invertir en la ampliación ad infinitum de su memoria extendida. 

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